lunes, 27 de agosto de 2012

Al asalto de Fort Torga

Estaba escrito en los designios de los dioses. Este pasado sábado, el reducto ibiense de Torga fue asaltado y tomado con un éxito rotundo por los indios de la Reserva de Muniel.los y anexionado al ya extenso País Cabreiru. Poco duró la resistencia del sheriff Chapras: lo que tardó en ver al Gran Jefe Xastre... Los amenazadores carteles fueron ignorados e incluso se desafiaron sus advertencias colocando uno hecho ad hoc e in situ (para eso, hay que saber latín...). Aunque en honor a la verdad, las avanzadillas ibienses y canguesas ya habían reducido la resistencia torgueña considerablemente.

El VI Encuentro Bloguero de El Lejano Oeste se hizo esta vez, por presión popular, en Torga, territorio bajo el dominio de El Chapras, que se vio Solo ante el peligro. Como en anteriores encuentros, la presencia ibiense fue dominadora (no en vano estábamos en Ibias), sin desmerecer la presencia canguesa y la lacianiega. La cabrera, evidentemente, fue también destacada tanto en cantidad como en calidad.

Si se hubiese puesto algún sobrenombre a los encuentros, hubiésemos tenido Encuentros Tortilleros, Encuentros Carniceros y Encuentros Empanados (todo ello sin segundas lecturas). El que hoy ocupa estas líneas merece sin duda el nombre de Encuentro Postrero, por la abundancia de dulces caseros que fueron degustados con deleite y pena al mismo tiempo (barriga hubiera...). No faltaron empanadas y tortillas ni el detalle exótico de unos burritos mejicanos procedentes de Villauril y altamente valorados. Por supuesto que no faltaron los vinos, riojanos especialmente, y la sidra del país, amén de otras bebidas no alcohólicas, aunque parezca increíble.

No sólo el Encuentro valió para juntarnos, una vez más, un grupo de amigos para comer, reír, contar y disfrutar. En éste se aprovechó para celebrar, aunque no en el día exacto, el cumpleaños de la siempre joven (porque lo es) María del Roxo, que fue agasajada por los presentes con diversos regalos que fueron el regocijo de la cumplidora y de todos los asistentes. No obstante, y para que La Marquesa no se sintiese herida en su orgullo y no hiciese uso de la soga que pendía sobre ella, también fue obsequiada con un recuerdo de su paso por el País Cabreiru el año pasado, y ella a su vez tuvo el detalle de regalar a El Chapras una reproducción de la cabeza del susodicho. El Duelo al sol, finalmente, se produjo: la lluvia de mediodía sólo lo aplazó unas horas.

Ya convertido en tradición, el acompañamiento musical lo pusieron Ángel, nombrado ya oficialmente Gaitero Mayor del Lejano Oeste y también, aunque brevemente, a pesar de los ruegos del público, Mari y Gonzalo alternativamente al acordeón, a lo que siguió un paseo por Torga, con nada menos que el alcalde como guía del mismo. Bastante avanzada la tarde, con pena por no poder prolongar la velada, abandonamos el poblado los últimos asaltantes (cangueses y cabreiros, para no perder la costumbre).

Con enorme gratitud a Mari y El Chapras, que hicieron todo lo posible y más para que nos sintiéramos todos a gusto (y doy fe de que lo consiguieron con creces), también a todos los asistentes por la excelente compañía y siempre recordando a los que, por diversas razones, no pudieron acompañarnos en un día maravilloso, comienza desde ya la preparación del VII Encuentro. ¿A quién, dónde y cuándo toca?






jueves, 23 de agosto de 2012

Nobleza ausente

Ni condes, marqueses, duques ni ningún otro figurón social de cualquier sexo que suelen aparecer en diversas publicaciones. El, por desgracia, protagonista de hoy era muchisimo más noble que cualquiera de los nombrados. Y nos ha dejado el pasado martes, 21 de agosto, a causa de una enfermedad. Nunca conocí un perro tan noble y cariñoso como Remo, un precioso mastín leonés, de cuatro años escasos de edad. Desde L.laciana, vino a La Viliel.la con apenas unos días de vida. De imponente presencia, pero que jamás tuvo ningún problema con los vecinos.

Visitante asiduo de casa de El Xastre en cuanto sabía que había gente en casa, tenía la costumbre de echarse a la sombra del hórreo a dormir. Tan tranquilo, que pensábamos que ni siquiera sabía ladrar, aunque, de vez en cuando, dejaba oír su potente voz si olfateaba algo extraño. Era la diversión de grandes y pequeños, sin un mal gesto o gruñido, aunque le hiciesen alguna perrería no dejándolo dormir.

No creo que exista un cielo para los perros. Ni siquiera creo que exista para los humanos. Pero si lo hubiese, Remo, con seguridad, tendría un lugar en él. Gracias por haber compartido con nosotros tantos y tan hermosos momentos.